La conservación del medio ambiente, un problema evidente, del que los españoles no nos consideramos responsables

La mayor parte de la población española considera que el actual desarrollo de la actividad humana está básicamente en conflicto con la conservación del medio ambiente. Es decir, se es consciente de que nuestra actual forma de vida afecta al equilibrio ecológico de forma evidente.

Si bien los españoles nos mostramos críticos y en desacuerdo con las estructuras que nos obligan a una forma de vivir poco ecológica, la disposición para hacer algo más por el medio ambiente no es muy elevada. Así, sólo un 30 por ciento del total de la población es sensible a los problemas ecológicos y reconoce que podría hacer más de lo que hace por mantener el ecosistema. Por el contrario, la mayor parte nos consideramos "responsables" y afirmamos hacer lo correcto por el entorno ecológico, incluso, cuando nos cuesta tiempo o dinero... En función de la edad, sólo los más jóvenes, casi la mitad de los menores de 30 años, reconocen que podrían "arrimar un poco más el hombro" para salvaguardar el entorno.

La todavía incipiente disposición real de los españoles por la conservación del medio se hace evidente al ocupar el último lugar en la lista de preocupaciones que encabeza la violencia, cuyo índice es tres veces superior, seguida de la pobreza y la salud. Tan sólo el desempleo, hasta ahora en clara recesión, se aproxima, pero por arriba, al bajo nivel de la preocupación por la ecología.

Sólo un 20 por ciento de la población afirma buscar información medioambiental sobre productos tan cotidianos y sencillos como el papel higiénico. La principal causa atribuible a la falta de motivación, es que la mayor parte de la población no se ha planteado nunca que los productos más comunes de consumo puedan presentar en su elaboración mayores o menores virtudes ecológicas.

Otros bienes de consumo más complejos, como las lavadoras presentan mayor sensibilización. No obstante, casi la mitad de la población reconoce no buscar información medioambiental, ni siquiera, en los electrodomésticos.

La falta de información es, sin duda, la causa primordial de la ausencia de interés por las pequeñas soluciones ecológicas. Si bien se conocen los grandes problemas medioambientales globales que afectan a nuestro planeta, las pequeñas aportaciones personales para mitigarlos no son asociadas con frecuencia.

La falta de información se hace patente, por ejemplo, en las diferentes respuestas en función del nivel de estudios, o de los grupos de edad.

Tanto los entrevistados de mayor edad, como los de estudios más primarios, responden a un nivel de sensibilización sobre los problemas del medio ambiente considerablemente menor, lo que indica que los medios más comunes de información que alcanzan a todos, como televisión o prensa, no sensibilizan al conjunto de la población sobre las formas cotidianas de salvaguardar el medio ambiente.

La falta de información también influye en que la responsabilidad de hacer cumplir las normas ecológicas recaiga en la administración o en las empresas especializadas en medio ambiente, mediante la validación del producto por indicadores como la ecoetiqueta.

El estudio, coordinado por Randa Group y financiado por la Unión Europea y los Centros Europeos del Consumidor, , ha integrado más de 4.000 entrevistas. Se ha realizado de forma simultánea en Noruega, Alemania, Italia y España, durante los meses de agosto y setiembre, con la finalidad de pulsar las actitudes más comunes del consumidor europeo con relación a la salvaguarda del medio ambiente.